jueves, 28 de febrero de 2013

Ejercicios de estimulación del Lenguaje en los niños




Estimulación del lenguaje

Podemos anticiparnos a algunos problemas de lenguaje como la dislalia con ‘juegos’ en casa que permiten ejercitar los órganos fono articulatorios del niño.  Algunas ideas son:
  1. -que use cañita para tomar líquidos
  2. -que sople una bolita de algodón, de tecnopor, una pluma o que infle un globo.
    Si ya tiene molares, que aprenda a masticar.  No es necesario que siga consumiendo alimentos triturados o licuados porque no esto no permite que el maxilar gane fuerza.  A partir de los 6 meses, los bebes inician con papillas chancadas o licuadas pero conforme crece estas comidas deben ser más consistente y espesas hasta pasar a alimentos que ellos puedan jalar, triturar y morder.
Hasta los 6 o 7 años podemos esperar que pronuncie la R o RR, los demás fonemas los irá diciendo conforme crece.
Por: Daniela Palomino Psicóloga clínica educativa.  Psicoterapeuta en lenguaje oral y problemas de aprendizaje en la lecto-escritura. Nido Angeles del Carmen - San Borja



jueves, 7 de febrero de 2013

Los bebés prematuros son los más necesitan de la Estimulación Temprana

Intervención temprana de terapia ocupacional en prematuros
Los bebés prematuros pierden tiempo de maduración dentro del ámbito materno. Además, por su bajo peso, requieren periodos prolongados en las unidades de cuidados neonatales. Todo ello altera el desarrollo normal del niño, quien necesitará de una estimulación adecuadamente balanceada en cada caso y de medidas que impidan la sobreestimulación de un pequeño todavía no preparado para el ambiente en el que se encuentra. A continuación, se dan los fundamentos y las acciones adecuadas para una acción que le resulte beneficiosa.

El desarrollo infantil es un proceso dinámico, sumamente complejo, que se sustenta en la evolución biológica, psicológica y social.
Los primeros años de vida constituyen una etapa de la existencia especialmente crítica, ya que en ella se van a configurar las habilidades perceptivas, motrices, cognitivas, lingüísticas y sociales que posibilitarán una equilibrada interacción con el mundo circundante.
A su vez, están profusamente estudiadas las consecuencias negativas que puede tener la presencia de factores de riesgo biológico en el desarrollo de un niño (enfermedades congénitas, lesiones perinatales, etc.), y la forma en que ello se potenciará si el niño se encuentra inserto en un medio ambiente carente de estímulos y oportunidades (de orden económico, sociocultural, etc.) que le impidan recibir tratamiento médico en forma adecuada y sistemática.
Un importante factor de riesgo lo constituye actualmente el nacimiento anticipado, ya que, debido a los avances en la medicina perinatal, ha aumentado la sobrevida de los niños prematuros de muy bajo peso. La Organización Mundial de la Salud define como prematuro a aquel nacido antes de las 37 semanas de embarazo cumplidas, lo que corresponde al 1% de los recién nacidos vivos. Dentro de esta categoría, aquellos con un peso de 1500 grs. o menos corresponden al grupo que amerita las mayores atenciones, por el riesgo de presentar discapacidad en etapas posteriores de su vida1.
En las últimas dos décadas, se han utilizado en los prematuros una variedad de intervenciones que buscan compensar su inmadurez y su abreviada experiencia intrauterina. Ellas intentan compensar el proceso que se interrumpió de manera repentina con el parto antedatado y, según distintas investigaciones, tienen efectos beneficiosos sobre el crecimiento y aumento de peso a corto plazo, disminuyen el soporte ventilatorio, los días de hospitalización y favorecen el desarrollo del neonato.
Teniendo en cuenta que la atención temprana tiene como finalidad ofrecer a los niños con déficit o con riesgo de padecerlos un conjunto de acciones optimizadoras que logren compensar o facilitar la adecuada maduración en todos los ámbitos, pueden destacarse dentro de ella dos instancias de intervención complementarias y simultáneas. Por un lado, la intervención estimuladora del neonato (Intervención Temprana propiamente dicha) y, por el otro, el manejo del medio ambiente en la unidad de cuidados neonatales.
Estimulación e intervención temprana
Las más recientes investigaciones en el campo de la neurobiología han sido específicas para demostrar cómo las neuronas de la corteza cerebral en un niño pequeño se van interconectando, de acuerdo a un esquema determinado genéticamente y según van recibiendo estímulos del medio ambiente (plasticidad del sistema nervioso).
Las mismas investigaciones son enfáticas en establecer que de no recibir estímulos, las neuronas desarrollan menos interconexiones, e incluso pueden morir. Una parte importante relativa a la forma en que se interconectan las neuronas está genéticamente determinada, principalmente aquellas destinadas al control de la respiración, el ritmo cardíaco, la regulación de la temperatura corporal o los reflejos.
Sin embargo, otra porción muy significativa depende de los estímulos del medio ambiente para su interconexión. Esos estudios han establecido igualmente la importancia de los primeros años de vida como el período crítico en el cual es posible aplicar estimulación para lograr desarrollar el máximo potencial de cada ser humano.
De acuerdo a la teoría cognitivo-afectiva de Jean Piaget, el desarrollo de las funciones sensorio-motoras, que ocurre durante los primeros años de vida, influye posteriormente en la evolución de todos los procesos mentales; así, con ellas el niño aprende acerca de los objetos y las acciones, el espacio, el tiempo y la causalidad.
Para comprender esto, es necesario mencionar lo que plantean algunos autores, en el sentido de que todo el desarrollo del niño se resume en una corticalización progresiva, que está en función estrecha con las experiencias vividas.
El aprendizaje sensorio-motor de Piaget se basa en que durante el primer año de vida gran parte del aprendizaje del niño está dado por estímulos externos o sensaciones internas y una respuesta manifiesta, todas conductas motoras aprendidas. De acuerdo con esto, es de primordial atención la estimulación motriz y psicosocial en tal etapa.
Este sistema exige que el niño actúe en su medio para que el desarrollo cognoscitivo evolucione: necesita moverse, manipular cosas, escuchar sonidos, mirar objetos para coordinar las acciones motoras simples con las percepciones que le van llegando (actos sensorio motores). Su conocimiento es la construcción que éste realizará por sus acciones, descubriendo, creando o inventando, ayudado por la estimulación y el conocimiento social que se le brinda.
Manejo y regulación del medio ambiente
Debido a sus características peculiares, el recién nacido prematuro presenta dificultad para asimilar estímulos ambientales y menor organización interna, que se manifiesta en cambios de coloración de la piel, aumento del esfuerzo respiratorio, pobre regulación de la temperatura corporal e incapacidad para mantener un estado de alerta tranquila. Dichos signos afectan la capacidad del menor para interactuar con sus padres y con el medio ambiente, dedicando su esfuerzo sólo a la autorregulación..
Los niños prematuros son neurológicamente inmaduros; consecuentemente, presentan dificultad para adaptarse al invasivo medio ambiente de la Unidad de Cuidados Neonatales. Este entorno se caracteriza por luces brillantes, ruido y frecuentes manipulaciones del neonato. En este esfuerzo por hacer frente al medio ambiente extrauterino, los niños prematuros intentan autorregularse fisiológicamente. Con frecuencia, manifiestan signos y señales de estrés.
Ambiente intrauterino
El feto inicia su vida en un medio ambiente que modula todos los estímulos que actúan sobre él mientras transcurre su desarrollo: el útero materno. Este hábitat intrauterino se caracteriza por ser un ambiente líquido, tibio, oscuro, que proporciona contención y comodidad, además de los nutrientes y hormonas necesarias para el desarrollo normal del niño en formación.
El feto siente los ruidos fisiológicos de su madre (estimulación auditiva), se mueve cuando su madre lo hace y espontáneamente, desde la novena semana de edad gestacional, tiene estimulación vestibular y kinestésica, y está en contacto directo con las paredes del saco amniótico (estimulación táctil y propioceptiva). Además, otras funciones básicas como la nutrición, la termorregulación y la modulación del ciclo sueño-vigilia se desarrollan a través de esta matriz, como medio de conexión con su madre.
Desde el punto de vista postural, el útero materno proporciona al feto la flexión global de su cuerpo, favorece el desarrollo en la línea media, la contención y, por supuesto, la comodidad necesaria, posicionándolo correctamente para que la naturaleza actúe sobre él.
Los niños que nacen prematuramente son dramáticamente privados de este pacífico medio ambiente y pierden la estimulación intrauterina necesaria para completar el adecuado desarrollo.
Medio ambiente extrauterino:
Unidad de Cuidados Neonatales (UCN)
Los neonatos intentan hacer frente a la estimulación de las luces brillantes, alarmas, ruidos fuertes de monitores y voces humanas en la UCN. Para autoprotegerse de las demandas del medio ambiente externo, exhiben conductas defensivas que corresponden a signos de estrés y autorregulación.
Signos de estrés:
Cuando los bebés prematuros que permanecen en la UCN son sobrecargados por la continua estimulación que les entrega el medio ambiente y las manipulaciones relacionadas a sus cuidados, frecuentemente muestran conductas manifiestas de estrés. Estos signos de sobrecarga de estímulo pueden corresponder a señales físicas o cambios fisiológicos. Ellos indican que el neonato no requiere estimulación adicional.
Estas señales frente a la sobrecarga de estímulos incluyen: desviar la vista o girar la cabeza en sentido contrario del estímulo, fruncir el ceño, apretar fuertemente los labios, movimientos de torsión de brazos, piernas, tronco, etc.
Signos de autorregulación:
A pesar de que los neonatos pueden exhibir conductas que son indicadoras de estrés, también pueden mostrar signos de autorregulación y organización. Estas conductas tienen por objetivo calmar al recién nacido y ayudarlo a recuperarse del estrés. Ello sucede cuando el sistema nervioso central del niño es incapaz de regular la estimulación entrante. El neonato comienza a estar hiperactivo y más despierto y muestra esfuerzos crecientes para organizar sus sistemas motor y fisiológico para alcanzar un estado de tranquilidad. Estos esfuerzos de autorregulación pueden agotar las energías del neonato, particularmente si tiene dificultad en calmarse. Algunas señales que muestran como signos de autorregulación son los siguientes: aversión a fijar la mirada, succión intensa para calmarse, moverse en forma permanente buscando contacto, etc.
Mediante el reconocimiento de estas conductas, el personal de la unidad de cuidados neonatales puede asistir la autorregulación del neonato mediante reducción de la estimulación o implementando estrategias que faciliten los procesos de autorregulación.



Fuente: http://www.elcisne.org/ampliada.php?id=887 Periódico El Cisne